Esta semana, nos enfocaremos en el clamor de la iglesia que anhela la presencia de Dios.

¿Qué aspecto tendría una iglesia completamente entregada a la presencia de Dios? ¿Una iglesia donde cada programa, cada reunión, cada decisión se toma con una sola pregunta en mente: "¿Esto invita o repele la presencia de Dios?"

Una iglesia que no solo habla sobre Dios, sino que realmente lo experimenta. Una iglesia donde la gente no viene principalmente por la música, o el predicador, o sus amigos, sino porque saben que cuando se reúnen, algo sobrenatural sucede.

Esta clase de iglesia no sucede por accidente. Requiere intención. Requiere que prioricemos la presencia de Dios sobre todas las otras cosas buenas que podrían competir por nuestra atención.

Tiene que ver con construir altares—lugares donde cielo y tierra se encuentran, donde lo ordinario se vuelve extraordinario por la presencia de Dios. Y a veces tiene que ver con derribar cosas—tradiciones, programas, incluso estructuras—que pueden haber servido a un propósito pero que ahora obstaculizan lo que Dios quiere hacer.

Al final, el objetivo no es solo tener una iglesia exitosa según los estándares humanos. El objetivo es convertirnos en altares nosotros mismos—personas tan saturadas con la presencia de Dios que dondequiera que vayamos, llevamos Su presencia con nosotros.

Reflexión Semanal

¿Cómo sería tu iglesia si fuera conocida por ser un lugar donde la gente encuentra consistentemente la presencia de Dios?


Días de esta semana:

Día 15: Deseando la Presencia

Día 16: Priorizando la Presencia

Día 17: Transformación Profunda

Día 18: Construyendo Altares

Día 19: Cuestionando a Dios

Día 20: Derribando Fortalezas

Día 21: Convirtiéndose en Altares