Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra. —2 Crónicas 7:14
La oración no es preparación para la batalla—es la batalla. —Leonard Ravenhill
Hay una diferencia entre orar desde tu dolor personal y orar desde la compasión por una región entera.
Cuando oras desde tu dolor personal, estás motivado por tus propias necesidades, tus propios problemas, tu propia situación. Esa es una motivación legítima—Dios quiere que le traigas tus cargas.
Pero cuando oras desde la compasión regional, estás motivado por el dolor de otros, por las necesidades de tu comunidad, por la condición espiritual de tu ciudad.
Es la diferencia entre orar "Dios, ayúdame" y orar "Dios, ayúdanos."
Jesús modeló esto cuando lloró sobre Jerusalén: "¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste!" (Mateo 23:37).
Su corazón no solo estaba quebrantado por Sus propias necesidades—estaba quebrantado por la condición espiritual de una ciudad entera.
Cuando estudias la historia del avivamiento, encuentras que los grandes movimientos de Dios siempre fueron precedidos por personas que aprendieron a orar no solo desde su propio dolor, sino desde su compasión por multitudes.
Las hermanas en las Hébridas no solo oraron por sus propias necesidades. Oraron porque veían a los jóvenes de su comunidad alejándose de la fe.
George Whitefield no solo oró por su propio ministerio. Oró porque veía las condiciones espirituales desesperadas en América e Inglaterra.
Charles Finney no solo oró por su propio éxito. Oró porque veía ciudades enteras que necesitaban desesperadamente a Dios.
¿Qué aspecto tiene la oración regional prácticamente?
Primero, requiere que expandas tu visión más allá de tus propias necesidades. En lugar de solo orar por tu familia, tu iglesia, tu situación personal, comienzas a orar por tu vecindario, tu ciudad, tu región.
Segundo, requiere que estudies tu región. No puedes orar efectivamente por algo que no entiendes. ¿Cuáles son los problemas reales en tu comunidad? ¿Cuáles son las fortalezas espirituales que necesitan ser derribadas? ¿Dónde está la mayor necesidad?
Tercero, requiere persistencia. La oración regional no es algo que haces de vez en cuando cuando te sientes espiritual. Es un compromiso sostenido de interceder por tu región hasta que veas cambio.
Cuarto, requiere fe para creer que Dios puede cambiar sistemas completos, no solo individuos. Tienes que creer que Él puede transformar gobiernos, escuelas, hospitales, negocios—toda la cultura de una región.
En nuestra iglesia, hemos desarrollado lo que llamamos "mapas de oración" para Nueva York. Hemos identificado los cinco condados, los barrios clave, las instituciones importantes, y oramos específicamente por cada uno.
Oramos por Wall Street no solo en términos generales, sino específicamente por honestidad en las transacciones, sabiduría en las decisiones, y que los líderes financieros encuentren a Cristo.