Avívanos, oh Jehová Dios nuestro, y te invocaremos. ¡Oh Jehová de los ejércitos, restáuranos! Haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos. —Salmo 80:18-19
El avivamiento no puede ser organizado, pero puede ser poseído. No puede ser promovido, pero puede ser orado hasta que venga. —Leonard Ravenhill
Hay algo profundamente diferente entre el avivamiento individual y el avivamiento regional.
El avivamiento individual es cuando tu corazón es encendido por Dios. El avivamiento regional es cuando comunidades enteras son transformadas por Su presencia.
Ambos son importantes, pero uno es personal mientras que el otro es cultural.
He tenido el privilegio de estudiar algunos de los grandes avivamientos regionales de la historia, y hay patrones que emergen una y otra vez.
Primero, el avivamiento regional raramente comienza donde esperarías que comenzara. No comienza en las iglesias grandes o exitosas. A menudo comienza en los márgenes—con personas que se han desesperado tanto por Dios que están dispuestas a pagar cualquier precio para encontrarle.
El Avivamiento de las Hébridas comenzó con dos hermanas ancianas que no podían ni siquiera salir de su casa. El Gran Despertar comenzó con un pastor joven en una pequeña iglesia en Massachusetts.
Segundo, el avivamiento regional siempre involucra oración intensa y sostenida. No es solo personas orando casualmente por mejores cosas. Es personas que están tan desesperadas por un mover de Dios que están dispuestas a orar durante horas, durante días, durante meses, hasta que algo cambie.
Tercero, el avivamiento regional transforma no solo a las personas, sino a las instituciones. Cuando Dios realmente se mueve en una región, no solo cambia corazones individuales—cambia escuelas, gobiernos, negocios, la manera completa en que funciona la sociedad.
Cuarto, el avivamiento regional siempre involucra una confrontación con el pecado. No es solo sentimientos buenos y experiencias emocionales. Es convicción profunda que lleva a arrepentimiento real y cambio de vida duradero.
Quinto, el avivamiento regional tiene efectos duraderos. No es solo un evento temporal. Establece cambios culturales que duran generaciones.
¿Qué aspecto tendría el avivamiento regional en nuestro tiempo?
Creo que comenzaría con pequeños grupos de personas en diferentes partes de una región que se desesperan tanto por Dios que comienzan a orar con intensidad que nunca antes habían experimentado.
Estas personas no necesariamente se conocerían entre sí inicialmente, pero estarían unidas por el mismo hambre, la misma desesperación, el mismo clamor: "Dios, tienes que venir. No podemos continuar así."
Con el tiempo, estos grupos comenzarían a conectarse. Comenzarían a darse cuenta de que no están solos, que hay otros en su región que están orando con la misma intensidad.
Luego comenzarían a suceder cosas que no se pueden explicar naturalmente. Sanidades que los médicos no pueden entender. Conversiones tan dramáticas que hacen las noticias locales. Cambios en las estadísticas de crimen que desconciertan a los sociólogos.
Las iglesias comenzarían a llenarse—no porque tienen mejores programas, sino porque la gente comienza a escuchar que Dios realmente se está mostrando allí.
Los líderes comunitarios comenzarían a preguntarse qué está pasando. Los medios comenzarían a reportar sobre los cambios inexplicables que están sucediendo.